Cambrils :: desde el cariño


25 febrero 2010

Volver

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Escultura Vela CambrilsSi, volver. No es el título de ninguna película, es la añoranza que tenía por volver después de 95 días sin haber estado allí.

Añoranza por ver el mar, las gaviotas, los barcos, el cielo tan azul (cuando no está nublado) y sobre todo los entrañables amigos que están allí y que esperan para charlar (aunque nos comunicamos vía teléfono etc.), pero no hay nada como el contacto directo para querer y sentirse querido.

Y una mañana temprano, como dice la canción, Madrid-Atocha 9:30 h. con gran ilusión, el AVE directo a Camp de Tarragona. LLegada las 12:06 minutos, ahora tardan unos minutos menos en el recorrido.

Al bajar del tren, me extrañó no oir la voz cantarina por megafonía que anunciaba que los autobus con dirección a los distintos lugares en los que tiene parada estaban esperando en la terminal (en algunos casos llegan a los escasos minutos).

Llegada a la parada de autobuses y consultar el tablón de anuncios con los distintos horarios que existían para abandonar el páramo del AVE y encontrarnos en el lugar del destino. Allí ya había un pequeño número de viajeros consultando los horarios, debían de ser unos aritgramas para que estuvieramos distraídos en lo que llegaba el autobús,  porque la verdad es que ninguno sabíamos descifrarlos. Hasta que llegó una amable señora ya curtida en esas líderes y nos explicó que dentro de aproximadamente 15 minutos llegaría un autobús que nos dejaría en Tarragona y desde allí que cada uno se buscara su transporte.

Llega el autobús más o menos a la hora señalada y el amable conductor nos indica que en 15 minutos estamos en Tarragona -correcto – en ese espacio de tiempo estábamos el la estación de autobuses de Tarragona y allí otra vez a hacer indagaciones. Tengo que decir que en todo momento los conductores fueron personas amables y educadas que nos indicaron fielmente donde teníamos que ir para coger el siguiente autobús hasta Cambrils y,  por supuesto, que nos dejara en el Club Naútico, 20 minutos de espera y rumbo a Cambrils. Eran las 13:47 cuando «desembarcabamos»Â  allí, no hay que hacer muchos cálculos para darse cuenta que casi nos da tiempo a volver a Madrid otra vez. ¡En fin!.

Ya se olvidó, comidita marinera, cita con los amigos, frio, lluvia (como en toda la Península) y un día de sol abrigadita paseo por el Paseo Marítimo hasta el termino municipal de Mont-roig del Camp, disfrutando de las pequeñas playas cubiertas casi todas de gaviotas y los perros saltando alegremente alrededor de ellas llenos de alegría. Fué un buen paseo, creo que demasiado, porque la ida muy bien pero la vuelta  un poco cansada, ya que son unos 4 Km de ida y claro otros tanto de vuelta.

Y llegó la hora de regresar a Madrid.  Autobús en el Naútico a Tarragona y…..,   bueno mejor no lo cuento porque estoy convencida que Miguel Strogoff  tardó menos en atravesar Siberia para llevar el correo del Zar, que el trayecto de vuelta hasta el Camp de Tarragona.

Tengo que decir que había hecho un  «pequeño master» sobre horarios gracias a la amabilidad de la Srta. del Patronato de Turismo que me atendió. Gracias en todo momento por su amabilidad y paciencia.

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